Open/Close Menu Taller mecánico | Pre ITV | Todas las marcas

A la hora de cuidar nuestro coche solemos centrarnos en aspectos más estéticos que funcionales. Bajo la carrocería de nuestro coche se esconden muchos elementos mecánicos que deben preocuparnos. La suspensión es uno de ellos. Los amortiguadores no solo son un elemento de confort, y dada su importancia es vital detectar sus problemas antes de tiempo.

En este pequeño tutorial te vamos a guiar sobre cómo saber si los amortiguadores están rotos o tienen un potencial defecto.

Lo hemos repetido muchas veces, y no nos cansamos. El único punto de unión entre el coche y el asfalto son los neumáticos. Son un elemento vital en la seguridad en carretera. Sin embargo, la suspensión es el componente mecánico que mantiene la rueda sujeta. No solo se encarga de hacernos los viajes más cómodos o de filtrar los baches, su trabajo también consiste en mantener los neumáticos siempre en contacto con la superficie, para que así estos trabajen de la forma más óptima y segura posible.

¿CÓMO SABER SI LOS AMORTIGUADORES ESTÁN ROTOS?

Detectar un problema a tiempo supone evitar males mayores. Las suspensiones de nuestro coche, y todo lo que tras ellas se esconde, no resultan baratas. Un fallo en un punto de sistema puede causar graves, y caros, daños en componentes secundarios, por no hablar que puede acarrear un importante fallo de seguridad para nosotros y el resto de los ocupantes de la vía. Reconozcamos los principales síntomas de una suspensión rota.

    • Ruidos extraños: Comenzamos con lo que a priori es la evidencia más clara de todas. Si a la hora de pasar por un bache, ya sea un badén o cualquiera de las muchas irregularidades de la carretera, la suspensión de nuestro coche hace algún ruido extraño como un chirrido o un golpe metálico, es que algo no va bien. Posiblemente sea algo provocado por el desgaste natural de los cojinetes o las rótulas, algo fácil y barato de reparar. Pero también puede ser que algo está suelto o que el amortiguador está en las últimas.
    • Coche inclinado: Saltamos de una evidencia sonora a una visual. Si cuando aparcamos nuestro coche vemos que está ligeramente inclinado, ya sea a un lado o hacia delante o hacia atrás, es muy posible que uno de nuestros amortiguadores esté dañado. Puede que sea porque algún brazo o elemento de la suspensión esté doblado, o también a que el amortiguador haya colapsado. Este problema es más habitual en vehículos con suspensiones neumáticas o hidroneumáticas.
    • Conducción irregular: El síntoma más evidente de que una suspensión está al final de su vida útil es que a la hora de conducir el coche haga “movimientos extraños”. Guiado impreciso, desviación hacia un lado, frenadas irregulares, continuas correcciones de volante… Todos esos movimientos no deben darse en un vehículo con la suspensión en perfecto estado. Si notas cualquiera de estos problemas acude a tu taller más cercano, todavía estarás a tiempo de agravar el problema, y por lo tanto la reparación no será tan costosa.
    • Gasto acelerado de los neumáticos: Como la rueda está sujeta por la suspensión, y es esta la que se encarga de mantenerla siempre en contacto con la carretera, cualquier problema con el conjunto de suspensiones afecta directamente a los neumáticos. Una evidencia de que algo no va bien es que el desgaste del neumático se acelera considerablemente o produce un desgaste desigual. Esto implica tener que estar atento al estado de los neumáticos, pero vamos que no es ningún problema porque esa debe ser uno de tus puntos clave de mantenimiento preventivo.
    • Movimientos exagerados: Pongamos que vamos en marcha y topamos con un molesto badén, lo pasamos y el coche empieza a rebotar en exceso, o por el contrario se vuelve muy seco de respuesta. Ahí tienes otra señal de que algo no va bien con la suspensión. Generalmente es a causa de un desgaste prolongado, algo normal, pero también puede implicar que el amortiguador tiene una fuga o que el muelle no realiza bien su trabajo. Sea cual sea el motivo, debes acudir a tu taller.

En el libro de mantenimiento de nuestro coche figuran los tiempos establecidos para el cambio de la suspensión de nuestro coche. Es altamente recomendable seguir ese calendario, porque como ya hemos demostrado, un pequeño problema en la suspensión puede acarrear un problema más grande a corto o medio plazo. Dependiendo del tipo de suspensión que monte nuestro coche, el cambio puede oscilar entre un par de cientos de euros a varios miles si llevamos instalada una moderna suspensión neumática.

Por supuesto, ante cualquier mínimo síntoma de fallo o fatiga de los amortiguadores, debemos acudir al taller. Puede que no sea el momento de cambiar la suspensión, pero si ignoramos cualquiera de los puntos que antes hemos mencionado, es muy posible que ese pequeño defecto nos obligue a cambiar todo el conjunto de suspensiones del coche, y elevar la factura final.

CategoryAmortiguadores